¡Sos grande, derecha!

La llamada derecha (¿?) siempre pierde, porque es culposa, no tiene estructura participativa y no propone una opción creíble y moderna de libertad. ¿Por qué yo, "joven" y "demócrata" -es decir, de la Concertación-, voy a cambiar mi voto en favor de ricachones y militaristas fuera de onda?

La derecha se autoinculpa por el golpe y sus costos, cuando éste fue sólo el natural resultado del totalitarismo socialista allendista -onda comunista-, ese que mató como a 100 millones en el siglo XX. Más "culpa" tuvieron los independientes, la DC y ciertos radicales. El ser de derecha era hasta mal visto por los uniformados, por ejemplo, para desempeñar ministerios.

La derecha se siente políticamente mal por tener dinero, cuando esto, además de ser un mérito -a menos que sea robada-, se extiende a todo el espectro político, y no se ha sabido de izquierdistas que pierdan elecciones por falta de plata, la que obtienen del empresariado y del Estado. Además, en una economía social-corporativista, no liberal, como la chilena, es difícil hacer negocios sin arreglines con los políticos y la "paga" pertinente. Observe, por favor, los directorios de empresas, asesores, contratistas, etcétera.

La derecha es cooperadora y ha apoyado la "robatina" tributaria de la Concertación en el "royalty" minero (¿y al salmón?), el IVA, impuestos específicos y demás, igual que en la ley de subcontratación y su desempleo. No denuncia las trabas y costos ambientales ni las regulaciones antiemprendimiento en la energía, patentes de alcohol, taxis, Transantiago, desarrollo de las ciudades, educación, minería... Ha facilitado la delincuencia, apoyando la legislación antidrogas, y fomenta prohibicionismos en materias como la pareja, adopciones y jóvenes, donde faltan privatización y libertad responsable, la que no se enseña en nuestro sistema educacional de corte totalitario, que tampoco se denuncia.

Casi no hay oposición, y la derecha se ha hecho la lesa con el derroche fiscal y las "filtraciones" propias del Estado grande. Promovió el blanqueo más escandaloso de dinero público, ese que en el gobierno de Lagos se entregaba a ministros en sobres brujos. Esto a cambio de una reforma del Estado -a la vista- y de un arreglo de platas y bigotes para partidos y parlamentarios, que continúa. Otra vergüenza, como para cambiar el voto a la derecha.

Ahora quieren hacer un gabinete en la sombra. ¿Será para que los ministros sombríos asuman las culpas de las embarradas de los titulares? Así, si hay problemas -como los increíbles del Transantiago o ferrocarriles-, se culpa al ministro de Transportes opositor; éste, ante la máquina publicitaria totalitaria, correrá a reconocer sus faltas. Culposos y patriotas...

Pero, en fin, estamos bien. Siempre se ha robado en el sector público, y lo que importa es que nuestras empresas de verdad, las grandes, ganan plata. El país crece a una tasa moderada, pero crece. Es lo que hay. Es la tasa que nuestros economistas e intelectuales de izquierda nos "demuestran" como la máxima posible. ¿Para qué, entonces, presentar una opción liberal, moderna, a favor de las personas, que elimine los dos millones de inactivos y reduzca el crimen, y que, además, el perraje no va a comprender?

Mira, molestoso : en la derecha no tenemos problemas políticos, y hasta nos sobran los candidatos: el adorado Lagos, el "panzer" Insulza y el querido Frei. Y a la Concertación la tenemos comiendo en la mano ¿Qué otro grupo político puede decir lo mismo? ¡Muérete, perdedor!