viernes, noviembre 23, 2007

El Sobrepeso de la Billetera Fiscal




Este año, el superávit fiscal bordeará el 10% del PIB, lo que equivale a un excedente de 37% de los ingresos totales, lo que es escandaloso si se consideran las escuálidas remuneraciones de la población y que se están cumpliendo cuatro años de altos excedentes.
Que al Fisco le sobre el 37% de los ingresos que recaudó entre enero y septiembre, pese a que el ritmo de gasto es el más alto de la historia, debería motivar una profunda reflexión de la estructura tributaria chilena.Según lo informado por la Dirección de Presupuestos, los ingresos totales ascendieron a US$34.038 millones en esos nueve meses, mientras que los gastos llegaron a US$21.415 millones. Ello implica que el superávit fiscal trepó hasta US$12.623 millones, lo que equivale a un excedente de más un tercio de las entradas, que representa un 7,5% del PIB.
Ingresos
Ante la interrogante de dónde provienen tan altos ingresos, la versión oficial señala que “se asocian al mayor dinamismo que ha mostrado la economía y al elevado precio del cobre durante este lapso”. Nada, en cambio, se dice acerca de la agotadora carga tributaria que afecta a la población, ni menos que buena parte de ella aún se mantiene al margen del boom económico al cuál se refiere el documento.Es cierto que la economía se ha acelerado respecto del año pasado, en que el PIB tuvo una magra expansión de 4%. Pero cabe recordar que durante ese ejercicio también hubo superávit fiscal. Más aún, marcó un récord hasta ese momento, llegando al 30% de los ingresos fiscales, por lo que el argumento de la expansión económica demuestra ser débil o al menos mañosamente incompleto.La variable cobre, por lo demás, tampoco explica el grueso de los ingresos fiscales, si bien mediáticamente es apropiado mencionarla, ya que buena parte de la ciudadanía sabe que el metal rojo está por el cielo. En estricto rigor, aunque los altos precios que ha alcanzado el commodity se refleja en la abundancia de las arcas fiscales, este ítem significa US$6.190 millones, es decir, el 18% de los ingresos del Gobierno Central.Son, por lo tanto, los impuestos a los contribuyentes y a la minería los que aportan el 69% de los recursos, y es allí donde hay que aplicar tijera. Porque cobrar más de lo que se necesita y que ese fenómeno se prolongue a través del tiempo, encierra un conflicto ético de proporciones. Ello porque no hay que perder de vista que es toda la población la que tributa, y no es sólo el pequeño grupo de contribuyentes del último decil. Tampoco se puede obviar que la mitad de los trabajadores percibe un ingreso mensual inferior a $216.000, lo que permite deducir que destinan toda su remuneración a consumo, engrosando la recaudación de un IVA que desde hace algunos años se ha tornado desproporcionado.En este sentido, la propuesta del Consejo Asesor Presidencial de Trabajo y Equidad acerca de completar un ingreso mínimo familiar, mediante un sistema de subsidio, apunta precisamente a lo mismo: A incrementar los recursos de las familias. Esta vía, sin embargo, es más engorrosa y cara para el Estado que una rebaja tributaria, donde el ingreso disponible crecería de manera inmediata y sin trámites, ni riesgos de abusos o de una mala asignación de los recursos. Es llamativo que los cerebros que trabajan en esa comisión no hayan abordado públicamente el aspecto tributario. Pero hay que ser optimista y esperar novedades en este frente.
Impuestos
A partir del segundo trimestre de este año, el impuesto a la renta se convirtió en el más recaudador, desplazando al IVA a la segunda posición. Hasta septiembre acumuló US$10.623 millones, monto que supera levemente todo lo que recaudó durante 2006. Esta “exitosa” expansión, por lo demás, no es puntual. Ello se corrobora en que en 1990 representó el 18% del total de ingresos tributarios, porcentaje que hoy llega a 45%, luego de crecer en más de ocho veces en monto.El IVA, en tanto, hizo un aporte de US$9.720 millones al noveno mes, representando el 41% del total recaudado. Desde inicios de la década pasada ha experimentado un aumento de 260%. No deja de ser irónico que todo lo recaudado por el IVA es menor que el superávit fiscal, es decir, en el hipotético caso de que este impuesto no existiera, el Fisco aún tendría excedentes que superan con holgura los ingresos que provienen de los impuestos específicos. Aunque esto no es más que fantasía matemática, lo real es que el IVA y el impuesto a los combustibles son dos candidatos al recorte, pues apuntan a la escuálida billetera de los estratos medios y bajos, cuyo efecto en el ingreso real de las familias sería instantáneo. Asimismo, la competitividad de la economía ganaría algunos puntos, mientras la inflación perdería otros.En suma, se proyecta para este año un superávit de 10% del PIB, exceso que, lejos de alegrar, escandaliza, porque revela que por cuarto año consecutivo el Fisco se enriquece a costa de una población que mira de lejos el progreso.

lunes, noviembre 19, 2007

Che Guevara y la traición comunista


El mundo izquierdista ha rememorado en estos días la muerte de su ícono más celebrado, Ernesto Che Guevara. El mismo a quien Jean Paul Sartre denominara “la más noble flor espiritual del siglo XX”, pero cuya aventura en Bolivia, su camarada Regis Debray describiera como “un lento camino hasta el suicidio”. Con razón, porque Guevara fue, al decir del ejecutado general cubano Ochoa, “un perdedor, un fracasado”.

Según las normas elementales del marxismo revolucionario, Guevara fue poco más que un improvisador aventurero, pequeño burgués, que condujo a sus guerrilleros a una masacre que sólo serviría para dejar en claro como NO se hace una revolución.

Enfermo de asma, pero con un habano en la boca, consigna en su diario que algunos de sus compañeros se ahogaron en un río “porque no sabían nadar”. Eso en medio de una jungla que comparada con las selvas de Vietnam, parecía parque nacional.
Su ejemplo sólo iba a servir para constituirlo en víctima, como tantos otros izquierdistas improvisadores. También para adornar las camisetas de izquierdistas light en California, París o Chile.

Nadie ignora que fue traicionado por todos los izquierdistas bolivianos. En especial por el Partido Comunista de Bolivia que lo dejó sin estructuras de abastecimiento en las ciudades, condenándolo a muerte segura. Todos saben hoy que, como en el caso de otros próceres progresistas, nunca se ha podido encontrar un título auténtico de médico-cirujano en la U. de Buenos Aires.

Será también muy interesante cuando se abran los archivos políticos cubanos verificar la veracidad de múltiples informes verbales que aseguran haberlo visto ejecutar personalmente a estudiantes en las cárceles cubanas. Lo que sí sabemos con certeza es que él acuñó con perversa sutileza y precisión su famosa frase: “Cuando caigan en medio de los disparos de metralleta para aniquilar el enemigo deben saber que todo, absolutamente todo, debe hacerse por amor al odio”.Solon decía que ni las recompensas ni los castigos son necesarios: nuestras propias acciones nos premian o nos castigan por sí mismas. Cuba y su esperpéntico ‘supremo líder’ dicen reverenciarlo, lo sacralizan y convierten en arquetipo de la historia universal, pero los documentos, que son el único vínculo serio y fundado con la realidad histórica, revelan cosas muy diversas.

En un acta del 16 de julio de 1970, conservada en el Bundesarchiv de Berlín, que relata “un intercambio entre el camarada Markowski y el camarada Montes, miembro de la Comisión Política del Comité Central del Partido Comunista de Chile celebrado el 15 de julio de 1970, en que se informa sobre un encuentro entre el camarada Fidel Castro y el camarada Volodia Teitelboim, miembro de la Comisión Política del Comité Central del PC chileno”, se puede leer:
“El camarada Teitelboim visitó Cuba a fines de junio de 1970 por iniciativa del Partido Comunista de Chile para cumplir con el acuerdo del encuentro de los partidos comunistas en Moscú en orden a fortalecer las relaciones entre partidos hermanos y para superar la crisis de las relaciones del Partido Comunista de Chile y el Partido Comunista de Cuba”. En lo relativo a Chile, “el camarada Castro afirmó que confiaba en el triunfo de la clase obrera chilena y que el triunfo de las fuerzas de izquierda debía conducir a la revolución. Esta victoria y su efectiva defensa ahora son posibles.” (Op. cit). Pero a la vez sobre “Che Guevara” se puede leer: “El camarada Castro expresó que los camaradas cubanos no aceptaban que él fuese a Bolivia, porque a su criterio no existía en absoluto un tiempo maduro como para emprender esa tentativa. Pero ellos no pudieron impedirlo”. Nuevamente hay que aprender de Aristóteles: “Dos bandidos pueden robar y asaltar juntos, pero nunca van a ser amigos porque la amistad es una virtud, la mayor de todas”.

martes, noviembre 06, 2007

Para entender a la Democracia Cristiana


Los problemas de entendimiento de la Democracia Cristiana, aunque podrían tener algún parangón en otros políticos, no alcanzan a la mayoría de la población chilena

La Democracia Cristiana ha dicho que hay que entender la economía de libre mercado como causante de la pobreza.
Yo diría que lo que hay que entender más bien es cómo cresta es posible llegar a esa conclusión cuando toda la evidencia en Chile y el mundo demuestra exactamente lo contrario: la economía de libre mercado es la única forma de superar la pobreza.
En su Congreso Ideológico, la DC ha producido varias piezas notables, sin que tengamos muchos antecedentes de cómo una reunión de este tipo puede llegar a semejantes conclusiones; por ejemplo, apoyar la norma europea para la TV digital o rechazar la energía nuclear o perfeccionar el acceso de Bolivia al mar. Faltó derogar la ley de la oferta y la demanda y alguna sentencia definitiva sobre el planteamiento táctico de Bielsa.
Pero los problemas de entendimiento de la Democracia Cristiana, aunque podrían tener algún parangón en otros políticos, no alcanzan a la mayoría de la población chilena. De acuerdo con una encuesta de La Tercera, el 55% de los chilenos está de acuerdo con una economía de libre mercado, caracterizada por libertad de precios, abierta al mundo y con empresas privadas. Aumentar el gasto social o reducir las ganancias de las grandes empresas son alternativas que muestran un bajo nivel de aprobación entre los encuestados, que en cambio están de acuerdo en que mejorar la calidad de la Educación es una prioridad que más que duplica en sus preferencias a las alternativas de reducir la brecha entre ricos y pobres e incluso aumentar los sueldos. Nueve de cada diez chilenos afirma que es mejor bajar o mantener los impuestos que subirlos.
La pregunta entonces es: ¿dónde están los líderes políticos que interpretan a esa mayoría de chilenos? ¿por qué es tan tímida (siendo generosos con el término) en nuestro país la defensa de un sistema que ha mejorado el bienestar de los chilenos, considerando que la gente está consciente de las bondades de este esquema? En lo personal me gustaría que la audacia que muestran algunos de quienes aspiran a liderar el país a la hora de proponer nuevas formas de ver la política o cuando se trata de plantear soluciones ingeniosas para nuestros problemas, la ocuparan también para hacer una apuesta por las ideas y los principios que están tras el éxito económico y social de los países. Cuánto se echa de menos en nuestro país que alguien haga suyas las siguientes palabras pronunciadas hace veinte años y que no son sino un brillante resumen de los fundamentos de la economía libre:
“Las causas morales de la prosperidad son bien conocidas a lo largo de la historia. Ellas residen en una constelación de virtudes: laboriosidad, competencia, orden, honestidad, iniciativa, frugalidad, ahorro, espíritu de servicio, cumplimiento de la palabra empeñada, audacia; en suma, amor al trabajo bien hecho.
”O estas otras, que dejan al desnudo la falacia del proyecto de protección social que nos ofrece el actual gobierno:
“Los subsidios de vivienda, nutrición, salud, etc., otorgados al más indigente, le son del todo indispensables, pero él, podríamos decir, no es el actor, en esta acción de asistencia, ciertamente loable. Ofrecerle trabajo, en cambio, es mover el resorte esencial de su actividad humana, en virtud de la cual el trabajador se adueña de su destino, se integra en la sociedad entera, e incluso recibe aquellas otras ayudas no como limosna, sino en cierta manera, como el fruto vivo y personal de su propio esfuerzo.
Es en proposiciones como las anteriores donde es posible encontrar orientaciones y guía para un liderazgo que se haga cargo de acoger las demandas de mayor bienestar que la gente legítimamente tiene y al mismo tiempo se fundamente en la realidad y el reconocimiento de la verdadera naturaleza humana, al adoptar las políticas que en todas partes del mundo son exitosas para el logro de estos desafíos.
Bastaba que la Democracia Cristiana revisara las palabras que el líder de la cristiandad, el Papa Juan Pablo II, pronunciara en nuestro país hace veinte años, para darse cuenta que la frase: “Entender la economía de libre mercado como causante de la pobreza” es un disparate que no tiene justificación lógica, intelectual, ética ni moral y pasará a los anales de la política chilena como uno de los mamotretos más notables que ésta haya producido.