jueves, marzo 30, 2006

Bestiario Deportivo


Somos buenos para poner sobrenombres. Hice una lista sólo con los apodos de los futbolistas, y cuando iba en 163, tiré la toalla. Hay de todo. Sólo en los arcos han existido Araña, Gato, Cóndor (¿o Condoro?), Pulpo, Sapo..., ¡hasta un Ciego!

Abundan los sobrenombres que empiezan con P y, aunque usted no lo crea, con Ch. La lista es larga. He omitido, por razones de espacio, los diminutivos y las comillas.

Entreténgase poniéndoles los apellidos a los siguientes: Pájaro, Papelucho, Pata Bendita, Pata Pata, Pato, Peineta, Pelao, Pelusa, Perro, Pestaña, Peta, Pillo, Pindinga, Pinga, Pinina, Piojo, Pipo, Pititore, Pluto, Polilla, Pollo, Polo, Popeye, Poroto y Potro. Con Ch: Chalaco, Chamaco, Chamagol, Chamullo, Chancho, Chano, Chapita, Chaqueño, Chepo, Chico, Chicomito, Chincolito, Chino, Chiqui, Chita, Cholo, Choro, Chueco, Chuflinga, Chuleta, Chupalla, Chupete, Chuqui y Chute.

Y si estan realmente aburridos como yo en la oficina o lugar de estudio, puede divertirse buscando a los que faltan, como Atila, Bam Bam, Bichi, Bombero, Calamar, Camión, Candonga, Casi Casi, Conejo, Elmer, Fantasma, Fiera, Fifo, Firulai, Flaco, Gokú, Huaso, Hueso, Huevo, Kalule, Liebre, Mago, Mané, Mariscal, Matador, Mocho, Mono, Mortero, Muñeco, Murci, Nene, Oso, Ratón, Rucio, Siete Pulmones, Spiderman, Superman, Tanque, Trapo, Tren, Turco, Vieja... ¡Uf! ¡Y todos los que faltan!

domingo, marzo 19, 2006

Infiltrados


Desde hace un tiempo a esta parte he resivido ataques de cierto personaje que se ha infiltrado en nuestras filas.

Este siniestro ser se hace llmar Er Shino, este engendro de oriente se ha mezclado con nosotros y nos ha espiado para dar informacion a nuestros enemigos.

Primero empezo con cosas como su blog es muy serio , luego con que estaba aburrido...tambien ha criticado cuanta operacion se ha realizado y no propone nada o anda confundido como una niñita.

Si lo ven por ahi ....enfrentenlo, ante la verdad se retractara y pedira perdon...y aunque se mueve como Franceses en el campo de batalla...tarde o temprano nos dara los nombres de los demas conspiradores de esta 5ª columna en nuestras filas.

Saludos a todos los files seguidores a su Coronel Cerecerda, confianza en la victoria y seguridad que este año haremos lo mejor por nosotros y nuestro país.

He dicho....AH!! APERREEENNN!!!!!!

La caída de la casa Usher


“Durante todo un día de otoño, triste, oscuro, silencioso, cuando las nubes se cernían bajas y pesadas en el cielo, crucé solo, a caballo, una región singularmente lúgubre del país; y, al fin, al acercarse las sombras de la noche, me encontré a la vista de la melancólica Casa Usher. No sé cómo fue, pero a la primera mirada que eché al edificio invadió mi espíritu un sentimiento de insoportable tristeza”. Así comienza el cuento “La caída de la casa Usher”, de Edgar Allan Poe; que, pienso puede tomarse certeramente como un símbolo, ya no de un estado mental o espiritual particular del autor sino como fruto de su visión del mundo.

Un mundo arrojado en la mitad de la nada (la casa), dentro del cual se vive la terrible experiencia de la desintegración (la casa misma, la “muerte” de Madeline y la agonía de Roderick; hechos que implican, además, la desaparición de la familia Usher), pero con una conciencia viva de ello (la “enfermedad” de Roderick), que lo hace todo más terrible.

En este cuento hay una terrible paradoja. Pues así como toda la exacerbación de los sentidos de Roderick remite implacablemente a la destrucción de la casa, a la vuelta a los elementos, a la disolución de cada parte en un todo que terriblemente acabará en nada, al mismo tiempo es precisamente esa hipersensibilidad la que le hace ya no sólo ver sino experimentar su propia debacle y la del entorno. Es un “yo” que posee una sensación extrema de destrucción, pero es esa misma sensación extrema la que le permite percibirla. ¿Todo sería distinto sin esta “capacidad” de Roderick? Es posible. De hecho, los criados de la casa, seres “normales”, y el propio narrador del cuento, no parecen percibir –no al menos al nivel de Roderick- la destrucción que gime la mansión. Así, los sentidos no sólo hacen sufrir los elementos del mundo exterior –la rudeza de las ropas, el brillo de la luz, la tosquedad de los sonidos, lo agraz de los alimentos, lo nauseabundo de los olores-, sino que permiten la sensación de la feroz trizadura de la casa: la feroz trizadura del mundo.

Como sabemos, la casa tiene una inmensa grieta, que la socava desde sus cimientos. Algo que tal vez quedó mal puesto desde el inicio de los tiempos, o que se fue haciendo más y más profundo. Ya lo había advertido el narrador: a pesar de la imperfección de cada pieza, de cada molde de concreto, de cada ladrillo; a pesar de la imperfección con que se habían ensamblado aquellas partes, el todo… funcionaba. Tomada la casa como un mundo, aquella exacerbación o agudización sensorial extrema supone, finalmente, una agudización de la sensación de uno mismo: la conciencia sobre la conciencia pero llevada a límites inauditos. Más que el dolor puntual que algún contacto sensorial le provoque a Roderick, el mayor dolor es el “sentido” que tiene él de ese dolor; pero, sobre todo, de sí mismo: de su propia destrucción y la destrucción del resto a su alrededor. Y, por lo tanto, del más espeluznante “sin sentido”.

El valor del genio consiste en tener y expresar una visión del mundo, sea ésta compartida o no por otros. Una visión del mundo implica una visión del hombre, digamos una antropología que, aunque errada según el caso, poseerá siempre al menos un matiz de verdad, fruto de la honestidad que le dio origen. No otra es la importancia y la categoría de lo que llamamos clásico: ser espejo de humanidad. Y escuela, por lo mismo. Poe ciertamente es un clásico: literatura y vida le fueron lo mismo, y así lo expresó en este cuento, que termina así: “pasó un furioso soplo del torbellino, todo el disco del satélite irrumpió de pronto ante mis ojos y mi espíritu vaciló al ver desmoronarse los poderosos muros, y hubo un largo y tumultuoso clamor como la voz de mil torrentes, y a mis pies el profundo y corrompido estanque se cerró sombrío, silencioso, sobre los restos de la Casa Usher”.

martes, marzo 14, 2006

"Miss Sorda de Texas" muere arrollada por un tren que no oyó

La víctima, de 18 años, paseaba por las vías ferroviarias cerca de Austin (Texas) cuando un tren de la compañía Union Pacific la atropelló y acabó con su vida.-

La actual poseedora del cetro de "Miss Sorda" del estado de Texas, Tara Rose McAvoy, murió el lunes tras ser arrollada por un tren, informó hoy la policía.

La víctima, de 18 años, paseaba por las vías ferroviarias cerca de Austin (Texas) cuando un tren de la compañía Union Pacific la atropelló y acabó con su vida.

Un testigo aseguró al canal de televisión local KTBC que el tren hizo sonar en repetidas ocasiones su bocina hasta que ocurrió el accidente.

McAvoy fue coronada como "Miss Sorda de Texas" el 25 junio del año pasado en competencia con otras siete aspirantes, e iba a representar a su estado en el certamen "Miss Sorda de América" el próximo mes de julio en California.

La fallecida estudió en la Escuela para Sordos de Texas y se desplazó a Washington en enero para estudiar en la universidad Gallaudet, aunque regresó a su estado natal.

viernes, marzo 03, 2006

Contribuciones

Un milenio antes de Cristo, el pueblo de Israel era gobernado por jueces que Yahvé, único Señor y Rey, suscitaba de acuerdo a las circunstancias. Cuando Samuel, uno de esos jueces, llegó a viejo y sus hijos desempeñaron mal el oficio de su padre, buscando el lucro, aceptando regalos y torciendo el derecho, los ancianos de Israel fueron y le suplicaron : “haznos un rey para que nos juzgue, como todas las naciones”. A Samuel le disgustó esta petición, pero Yahvé le dijo : “Hazles caso. Porque no te han rechazado a ti, sino a mí, para que yo no reine sobre ellos. Escucha su petición pero adviérteles claramente cuáles serán los fueros del rey que los gobernará”. Obediente Samuel, convocó al pueblo que pedía un rey y les advirtió : “ El rey tomará vuestros hijos y los destinará a sus carros y a sus caballos y tendrán que correr delante de su carro. Los empleará como jefes de mil y jefes de cincuenta; les hará labrar sus campos, segar su cosecha, fabricar sus armas de guerra y los arreos de sus carros. A vuestras hijas las tomará para perfumistas, cocineras y panaderas. Tomará vuestros campos, vuestras viñas y vuestros mejores olivares y se los dará a sus servidores. Tomará el diezmo ( décima parte ) de vuestros cultivos y vuestras viñas para dárselo a sus eunucos y servidores. Tomará vuestros criados y criadas, y vuestros mejores bueyes y asnos y les hará trabajar para él. Sacará el diezmo de vuestros rebaños, y vosotros mismos seréis sus esclavos. Ese día os lamentaréis a causa del rey que os habéis elegido, pero entonces Yahvé no os responderá”. Pero el pueblo no quiso escuchar a Samuel y dijo : “¡No!

Tendremos un rey y seremos como los demás pueblos. “Hazles caso –dijo Yahvé a Samuel– y dales un rey”.

De la boca de Dios proviene esta sátira descarnada de un pueblo que pide a gritos ser gobernado por un rey que no hará cosa mejor que esquilmarlos, expropiarlos y esclavizarlos . Es una radiografía certera y una profecía monitora de la lógica perversa del poder absoluto. En los tres milenios siguientes, cualquiera sea la nomenclatura o fachada del sistema o la retórica documental sobre equilibrio de poderes y derechos ciudadanos, los monarcas han terminado haciendo con su pueblo exactamente lo que Yahvé y Samuel advirtieron que harían. En pleno siglo XXI reclutan forzadamente a los más jóvenes y vigorosos, los separan de sus familias, estudio o trabajo y los mandan a matar o morir por causas que ni comprenden ni comparten, pero que su monarca con mentira asegura son indispensables para el bien nacional. Y en tiempos de paz tanto como en estado de guerra, los hacen trabajar para ese semidiós omnipresente, omnisciente, omnipotente, que bajo pretexto de proveer a todas las necesidades del pueblo le quita, al pueblo, mucho más que el antiguo diezmo del fruto de su trabajo.

La voracidad tributaria e impositiva del monarca no se detiene ante la “inviolabilidad del hogar”, garantía constitucional que se torna ilusoria con una “contribución” expropiatoria, ni ante la categórica, teórica prohibición de imponer por ley “en ningún caso tributos manifiestamente desproporcionados o injustos”. Sabe, el monarca, que los reclamos serán inútiles, juzgados como son por el mismo ente que evalúa y fiscaliza lo que se ha de pagar. Ni le repugna presumir de derecho que el propietario de la casa ha visto aumentar sus ingresos en forma proporcional al recargo de sus impuestos. El rey se ha adentrado en el espacio más sagrado de la libertad, la casa propia. Magro será el consuelo de que “ahora somos como los demás pueblos”.